Cómo cuidar la alimentación de los niños

«Las cinco claves de la alimentación para reponer energías durante las duras jornadas de estudio»

 

Cualquier sobre esfuerzo, tanto físico como mental, requiere de unos hábitos alimenticios muy equilibrados para poder satisfacer las necesidades del organismo. Los estudiantes necesitan una dieta equilibrada para alcanzar un rendimiento intelectual adecuado y poder superar los exámenes con éxito.

La mayoría de los especialistas insisten en que un estudiante debe cuidar muy bien su alimentación. Con unas sencillas pautas se puede conseguir un equilibro importante entre la ingesta de alimentos y los resultados académicos.

Estas son las recomendaciones del INH en España:

1. Un desayuno variado, a base de cereales, leche, huevos, zumos, frutas, jamón, queso… El desayuno de un estudiante debe ser una de sus comidas más completas. Es el «combustible» que se quemará a lo largo del día, que se digiere rápidamente, y que da energía por las mañanas durante las clases, en las que hay que estar a pleno rendimiento.

2. Evitar caprichos. Alimentos de bollería industrial a base grasas y exceso de hidratos con azúcares en comidas intermedias y ocasionales. Mejor alimentos sanos: frutas, bocadillos de pan integral, sin excesos de fiambres, no tomar bebidas azucaradas en exceso, etc. Un complemento ideal para tomar entre horas son las barritas de cereales, que aportan toda la energía y la fibra necesaria sin exceso de calorías y sin grasa.

3. Stop a la comida basura. Los estudiantes, debido al sedentarismo de su tarea, deberían limitar mucho los alimentos que contengan azúcar, pasteles, galletas, dulces, chucherías, carnes elaboradas, etc.

4. Alimentación muy saludable. Un estudiante debe tener una alimentación equilibrada y lo más variada posible. Una simple deficiencia en vitaminas puede originar falta de energía y vitalidad. En una buena dieta alimentaria de estudiante deben entrar alimentos como los tomates y verduras, ensaladas (en todas las comidas), frutas (cinco piezas diarias), carne o pescado (con preferencia este último), huevos (varias veces por semana); leche, quesos y productos lácteos; pan integral y cereales; y mucha agua (un litro y medio al día).

5. Tener horas fijas en la comidas. Comer con ansiedad y a deshoras puede generar digestiones pesadas que, mezcladas con el estudio, restan capacidad de concentración, vitalidad y fomentan la somnolencia.

 

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